El día que CRUZ AZUL le dio clases de fútbol a River y Boca (y a toda Sudamérica) Libertadores 2001

El prestigio de los clubes mexicanos a nivel internacional es escaso, por no decir nulo. Las participaciones de nuestras escuadras en torneos de alta envergadura han sido generalmente malas.

Sin embargo algunos equipos de leyenda han sacado la casta y demostrado que el talento no conoce de banderas.

Nunca un club nacional ha ganado la Copa Libertadores, pero se ha estado cerca. Sin embargo, en 2001 hubo un equipo que levantó tantas pasiones que llegó a ser alentado por todos los mexicanos, incluyendo americanistas y chivistas.

Después de perder la final del Invierno 99 contra Pachuca, Cruz Azul sería uno de los 5 equipos participantes de la Pre Pre Libertadores del 2000.

Índice

Cruz Azul en la Pre Liberadores 2000

Este torneo lo enfrentaba contra Atlas, América, Atlante y Pumas. Después de ganar 3 partidos y empatar uno, Cruz Azul avanzaba a la Pre Libertadores, junto al Atlante.

Ahí se enfrentaban los mexicanos contra el Deportivo Táchira y el Deportivo Italchacao. Los cementeros hicieron de su casa una fortaleza, además de sumar algunos puntos de visitante.

Sus únicas dos derrotas fueron ante Táchira en Venezuela y contra Atlante en el Azteca. A pesar de que Begines había anotado al 9’, los Potros de Hermosillo y Campos remontaron con doblete de Casartelli y Arangio.

Clasificación a la Libertadores 2001

Con 12 puntos, Cruz Azul calificaba a su primera Copa Libertadores. El sorteo lo emparejó con el São Caetano de Brasil, el Defensor Sporting uruguayo y con el Olmedo de Ecuador.

El primer partido sería en el Azul. Comandados por un maduro Paco Palencia, los cruzazulinos conocían de primera mano la rudeza de los equipos sudamericanos.

Los primeros minutos eran de los capitalinos, que llegaban por derecha a inquietar a los uruguayos, pero fue hasta el 29 que, después de un pase largo frontal, Belloso era derribado en el área. El gatillero se encargaría de cobrar y anotar el penal.

Para la segunda mitad el Sporting presionaba con un remate de cabeza que salía desviado y algunos centros infructuosos, además de seguir con su juego rocoso.

Parecía que el partido se acabaría con la mínima ventaja, pero Belloso remataba seco de paloma y sentenciaba los primeros tres puntos para los mexicanos.

En su visita a Ecuador, la Máquina comenzaba perdiendo después de un accidentado gol. Sin embargo, el Matute Morales empataba al inicio del segundo tiempo y Belloso se anotaba su segundo del torneo. Emilio Mora parecía sentenciar con el tercero y así fue, a pesar del descuento de Lavallén para Olmedo.

De visita en Brasil

En la tercera jornada Cruz Azul visitaba a un difícil Sao Caetano, en Brasil. El primer tiempo era malo para los mexicanos, ya que los cariocas probaban de media distancia. El Conejo Pérez tuvo que lucirse, atajando un par de disparos.

Sin embargo al 32, Juan Reynoso marcaba de cabeza, después de un tiro de esquina peinado en primer poste por un defensor brasileño.

Parecía que los cruzazulinos se irían con su tercera victoria del torneo, pero a 8 del final llegó el empate, gracias a la cabeza de Daniel. Todavía el Conejo alcanzó a desviar otro disparo, que aseguraba el punto y el liderato del grupo.

El 21 de marzo comenzaba la segunda vuelta del grupo. Tocaba al São Caetano pagar la visita en México, donde debían ganar si querían rescatar el pase a segunda ronda.

Con un remate al poste, el 9 sudamericano inquietaba a la defensa azul, pero Galdames remataba a portería para igualar las emociones.

Para el segundo tiempo ambos equipos se quedarían con 10 hombres lo que abriría el partido. Mora avisaba con un remate de fuera del área y a 4 minutos del final, sentenciaba el 1-0 con un gran disparo de zurda.

Todavía los brasileños metieron el balón a la portería, pero el gol fue anulado por un apretadísimo fuera de lugar.

La única derrota de Cruz Azul en fase de grupos sería en Montevideo, contra el Defensor Sporting. El primero de los uruguayos llegaría al 24 por conducto de Márcio Cruz, que también ponía el 2-0 regresando del descanso.

La Máquina agarró fuerza y Erick Marín anotaba el 2-1 después de un pésimo rechace del arquero Baleato. La reacción de los mexicanos fue espectacular y Everaldo Begines remataba de cabeza para empatar el marcador.

Sin embargo, un gol de alta escuela por parte de Santiago Silva, daba los tres puntos al equipo charrúa.

Cruz Azul en liga

En la Liga Mexicana Cruz Azul no estaba jugando a nada, desconcentrado por todos los viajes de ida y vuelta que tenía que realizar al Cono Sur. Quedaba en 4 lugar de su grupo y 13 en la general, lo que le eliminaba de liguilla y, curiosamente, le daba la libertad para prepararse de cara a la recta final de la Libertadores.

El último partido de grupos ya era de trámite para los capitalinos, que ya estaban calificados a octavos de final.

Sin embargo, el técnico José Luis Trejo no se guardaba nada y los cementeros aplastarían a los ecuatorianos.

A pesar de iniciar perdiendo por un magnífico zurdazo al ángulo, Palencia cuchareaba un gran balón para Gutiérrez, que no dudaba frente al marco.

Después de otro gran desborde del capitán rockero, el Matute Morales se anotaba el de la remontada, que sería sellada por el mejor jugador cruzazulino del momento, el Gatillero Palencia.

Cruz Azul estaba que no creía en nadie y tenía sed de triunfo. Además, se sumaban a las filas azules dos refuerzos que ayudarían a apuntalar al equipo: Sergio Almaguer, que llegaba del Necaxa y José Saturnino Cardozo, que sólo se quedaría con el equipo para los siguientes 8 partidos.

El 10 de mayo de 2001 arrancaba la segunda ronda de la Copa Libertadores, con la visita de Cruz Azul al Cerro Porteño. El ex necaxista Almaguer encendía el fuego azul, con un portentoso remate que ponía el 1-0.

Palencia fallaba su disparo cruzado antes de un par de joyitas al puro estilo de la CONMEBOL. Primero caía el gol del empate por parte de Ferreira, que estaba en claro fuera de lugar, pero el línea y el central se hicieron de la vista gorda.

El equipo mexicano aguantó casi todo el partido con el empate, pero al 85, después de una falta evidente sobre Melvin Brown, caía el gol paraguayo. La Máquina se iba derrotada a México, pero con la idea clara de que podía rescatar la eliminatoria.

En el Estadio de la colonia Nochebuena, el Diablo Azul enseñaba los dientes y marcaba su primer tanto con los cementeros, apenas al minuto 3.

Al 8, Campos vencía a Óscar Pérez con un incontestable disparo. Pero el Matute, gran ídolo azul, empujaba el balón a las redes para poner el empate global.

Unos minutos después, Cardozo demostraba que no iba de paseo y marcaba su doblete, con una gran definición. Cruz Azul ganaba 4-3 en el global y avanzaba a su gran aventura en cuartos de final.

Cruz Azul en Cuartos de final de la Libertadores 2001

Enfrentaba a uno de los equipos más importantes de Argentina y del mundo. El River Plate recibía la ida en su casa, el Monumental de Buenos Aires, donde la hinchada local quería apantallar a los mexicanos.

Sin embargo, con una personalidad absoluta, el Azul se adueñaba del campo de juego. En la primera parte Cardozo tuvo una que rozó el poste, pero no concretaba.

River, dirigido entonces por el Tolo Gallego, tuvo nula respuesta. Generó algunos intentos infructuosos, por lo que el marcador 0-0 dejaba todo servido para que la Máquina ganara la llave.

Los equipos mexicanos los apoyaban con todo, ya se había visto con el préstamo de Cardozo, con lo que no sería raro el acuerdo de usar el Estadio Azteca como local, esto debido a que muchísima gente se había quedado fuera en la vuelta contra Cerro Porteño.

El Coloso de Santa Úrsula estaba a reventar. Todo el país estaba volcado con el Cruz Azul. Los argentinos, en su históricamente justificada soberbia, hacían menos al escenario. Hemos superado adversidades mayores, decían.

La Máquina comenzaba fuerte, con un buen centro de Pinheiro que apenas desviaba Yepes a tiro de esquina. River se asomaba, pero sus acercamientos eran tímidos.

En un contragolpe del Azul, donde Cardozo reclamaba penal, Paco Palencia remataba a portería y su disparo era desviado. Era el minuto 18 y parecía que los Millonarios ya no tenían aire.

Tras una serie de rebotes en el área, Pinheiro recibía un precioso pase filtrado y mandaba un centro ideal para que el capitán se tendiera de palomita y marcara el primero del partido.

El Gatillero estaba encendido y hacía un túnel de crack, pero Cardozo no alcanzaba a rematar el centro.

River Plate no salió a jugar en la Ciudad de México. Su ímpetu y su orgullo se quedaron en Buenos Aires y sólo hubo un equipo en la cancha del Azteca.

La Máquina estaba bien aceitada y su dominio de juego fue espectacular. El técnico argentino intentaba despresurizar la ansiedad de sus dirigidos peleando con Trejo, pero no sirvió absolutamente de nada.

En una secuencia de futbol de primer nivel, Cardozo le pasaba el balón entre las piernas a un medio riverplatense, para ceder a Gutiérrez, que lanzaba una diagonal como con la mano. Juan Francisco Palencia se elevaba sobre el defensor argentino y remataba picado a primer poste, para marcar el 2-0.

Su celebración, mostrando la bandera de México bordada en su playera azul, enmarcaba el sentimiento de todos los fanáticos al futbol nacional.

Apenas era el minuto 25, pero las Gallinas ya pedían clemencia. Se sabían derrotados, ya no tuvieron respuesta y empezaron a agredir. Después de un codazo y un empujón dentro del área, Pepe Cardozo picaba la bola y aniquilaba a los argentinos.

El segundo tiempo fue un trámite y la única jugada de peligro argentina llegaba desde el botín de Saviola, pero el Conejo respondía correctamente. Los de River estaban fundidos y sólo esperaban el final del partido.

Todavía Cardozo quería comerse lo poco que quedaba de los bonaerenses con un bombazo de derecha, pero el portero desvió. El árbitro pitaba y la Máquina del Cruz Azul hacía soñar a todo el país con su pase a la semifinal.

Semifinal Libertadores 2001 vs Rosario Central

El rival, nuevamente, sería argentino. Esta vez sería Rosario Central, que venía de eliminar a Cobreloa y América de Cali.

Los cementeros estaban embalados e iniciaban la ida en el Azteca con llegadas de peligro, mientras que los Canallas hacían tiempo desde los primeros minutos.

Cardozo cabeceaba un centro de balón parado, pero desviaba el arquero. En el contrarremate, el paraguayo mandaba la pelota al poste.

Rosario mordía y el partido se encendía con entradas fuertes, pero el árbitro las controlaba a tarjetazos. Palencia intentaba desde fuera del área y el Matute disparaba apenas desviado.

Al minuto 36 de un tenso partido, el Gatillero picaba un balón para José Saturnino, que de derecha definía el gol de la ventaja azul.

Galdames y Hernández volvían a probar a Tombolini desde lejos, pero sus intentos no daban frutos. Todavía el arquero rosarino ponía la mano dura ante un remate del guraní.

El segundo tiempo también vería una tromba celeste, con bastantes llegadas mexicanas, que sólo  lograrían concretar hasta el 75. Los de Central ya no pudieron con la presión y tras un empujón en el área, Palencia marcaba el 2-0 definitivo de penal.

El estadio Gigante de Arroyito en Rosario se convertía en un hervidero de pasiones, de esas que sólo los argentinos saben crear. Entre papelitos, humos y petardos, los Canallas recibían a Cruz Azul con ánimos de dar la vuelta al marcador.

Sin embargo los mexicanos no se amedrentaron y dieron un juegazo que no decepcionó ni a propios ni a extraños.

Los centralistas comenzaron con mucha fuerza y el Conejo tuvo que emplearse a fondo en la primera llegada argentina. Sin embargo fue la Máquina quien pegó primero, después de un tiro de esquina que fue desviado por un lamentable Tombolini y empujado a las redes por Almaguer.

El estadio alentaba a los suyos y el equipo no decepcionó. En un avance, la defensa azul metía la mano y los de Rosario marcaban el penal para empatar el partido. Cuatro minutos después, al 42, Maceratesi vencía a Pérez y ponía a su escuadra a un gol del empate global.

Sin embargo, como de película, Palencia robaba un balón en el área y cedía a Pinheiro que intentaba globear a Tombolini, pero el portero alcanzaba a desviar. La esférica le caía a Adomaitis y su gol silenciaba al Estadio Arroyito al minuto 44.

El frenesí no se detuvo en el complemento y los argentinos metían el tercero en el minuto 60, con el pie derecho de Maceratesi. Todavía los locales insistieron y se quedaron cerca en un par de ocasiones.

Cruz Azul a la final de Libertadores 2001

Sin embargo, al minuto 89, la Máquina de la Cruz Azul armó un gol de bandera, donde participaron varios jugadores y que acabó definiendo el capitán Palencia con un toque definitivo. 5-3 ganaba el Azul en el global y con ello llegaba a su primera final de Libertadores, ante Boca Juniors.

La final de ida, en el mundialista Estadio Azteca y frente a más de 100 mil espectadores, no fue como todo México esperaba.

Los bosteros sacaron a relucir su enorme experiencia en finales y no dejaban que el Azul desplegara el futbol al que estaba acostumbrado en el torneo, a pesar de que dominó durante gran parte del encuentro.

El Matute intentaba desde lejos, Córdoba desviaba los centros de los volantes y los centrales sudamericanos no permitían los movimientos de José Saturnino en el área.

Un joven y extraordinario Juan Román Riquelme daba muestras de la magia que siempre tuvo en sus botines. El arquero argentino detenía el remate de Morales, que perdonaba en una jugada muy clara.

Walter Gaytán, que en el futuro sería ídolo de los Tigres, ablandaba a Palencia, que también disparaba de lejos. El Conejo desviaba un tiro libre de Riquelme y el primer tiempo terminaba con empate a ceros.

Para la segunda mitad continuaba el dominio mexicano, pero el balón no entraba. Marcelo Delgado entró al terreno de juego por un desaparecido Chaco Giménez, el mismo que hizo suyo al Cruz Azul al final de esa misma década.

La defensa de Boca se comportaba a la altura de un equipo de élite y Traverso avisaba que también ellos tendrían llegadas de peligro.

Fue al 79 cuando, en una cabalgada por el centro del área, el Chelo Delgado anotó un gol que entró por un resquicio entre el poste y la mano del Conejo Pérez.

Antes del pitido final, Delgado tuvo el segundo, pero el portero del Cruz Azul desvió su punterazo. Se acababa el juego y todo se definiría en la mítica Bombonera.

Otra vez los motivados mexicanos se efrentaban a un imponente escenario. Ahí, a un lado de la costa bonaerense, en el barrio más colorido de la capital de Argentina, Cruz Azul alineaba al Conejo Pérez, Ángeles, Almaguer y Brown en defensa.

La media se armaba con Gutiérrez, Hernández, Galdames y Pinheiro. Adelante se formaba un tridente histórico con Juan Francisco Palencia, el Matute Morales y José Saturnino Cardozo. Un cuadro que estará para siempre entre los más representativos para la afición celeste.

El partido arrancaba con una atajada estilo voleibol del Conejo. Maradona estaba en la tribuna y alentaba a su equipo, que iniciaba presionando, pero la defensa cruzazulina aguantaba el arrebato bostero.

Al minuto 7 el partido se detuvo por un picor en los ojos y la nariz de los jugadores provocado por gases lacrimógenos arrojados en los alrededores del estadio, mismos que afectaron a jugadores y aficionados por igual.

10 minutos después se reanudaron las acciones, sobre un campo atestado de papelitos azules y amarillos. La Máquina intentaba acercarse a punta de balonazos, pero fue Juan Román el que se metió como estilete en el área azul, sin embargo se ofuscaba de último momento y no lograba concretar.

Como fue la tónica todo el torneo, Paco Palencia remataba a distancia un balón que era fácilmente controlado por Córdoba. Los cementeros empezaban a manejar la media cancha a su gusto y Boca competía a base de patadas.

Pinheiro le remataba al arquero xeneize, que desviaba, pero los locales no lograban hacerse con el control de la bola. Ibarra lo intentaba con un derechazo, que no inquietaba al Conejo. Riquelme estaba impreciso y los mexicanos seguían creciendo.

Campos hizo vibrar la base del poste y Córdoba atajaba el contrarremate. Bianchi sudaba en su área técnica, sin respuestas ante la Máquina Cementera.

Pero fue hasta el 48 en un tiro de esquina de Pinheiro que cayó el gol de Palencia. Después de un rebote, Cardozo centraba fuerte con el empeine para encontrarse al solitario capitán, que remató a placer. Era el gol del empate global que helaba a la Bombonera.

Después del descanso, el ritmo del partido no bajó; el conejo descolgaba un envenenado centro de Román Riquelme, donde los bosteros pedían penal. Al 68 Boca se salvaba de la roja por una plancha de Gaytán. En esa misma jugada, Pinheiro volvía a estrellarla en el palo y los de Boca no veían claro el panorama. Al 78 un Conejo Pérez agrandado le ganaba un mano a mano al 10 xeneize, quien instantes después volvía a agitar los corazones aztecas después de un centro fenomenal, cuyo remate apenas se escapaba por arriba del arco.

Minutos después, Juan Román intentó una jugada que sólo podría ejecutar él. Una vaselina que brotó de su pie izquierdo y que el joven arquero nacional saco a mano cambiada del ángulo. Después vino el remate de Traverso, que milagrosamente fue a estrellarse al larguero.

Se salvaba la Máquina y todo México pensaba en la suerte del campeón, a pesar de que Boca tomaba su segundo aire y presionaba con fuerza a la zaga del Azul.

La última de Riquelme llegó con un disparo de media distancia, que el Conejo escupió a un costado. No hubo tiempo para más. La final de la Copa Libertadores 2001, se definiría en la tanda de penales.

Por alguna razón se tiraron en la portería donde se posiciona una de las barras más fervientes y pasionales del mundo. La 12 lanzaba una serie de petardos que buscaban amedrentar al equipo mexicano, que había superado todas las barreras impuestas por los equipos sudamericanos para llegar a ese momento de gloria.

Tristemente, no lograrían evadir la tensión.

Primero tiraron los mejores. Juan Román Riquelme engañó al Conejo Pérez y puso en ventaja a Boca. Luego el capitán mexicano, con esa melena enorme y las uñas pintadas de negro, esquinó la pelota como billarista y mostró el camino a sus compañeros.

Pérez estuvo cerca de parar el tiro de Serna, pero el trallazo era imposible. Galdames, sobrado, intentó colocar el balón de pierna derecha, pero Córdoba adivinó y desvió. Los cementeros ya no se levantarían de ese golpe.

El Chelo Delgado rompió la portería y le marcó a su ex equipo. Hernández tenía la tarea de revivir a los celestes, pero volaba su penal y los argentinos ya celebraban por toda la ciudad. Y todavía se dieron el lujo de fallar su tercer disparo.

Sin embargo, Pinheiro reventaba el travesaño y Boca Juniors se proclamaba Bicampeón de América.

Así se terminaba el sueño más hermoso que tuvieron nunca los aficionados cruzazulinos, que pasaron de no creer que su equipo daría el do de pecho, a viajar a Buenos Aires y robarle algunos asientos a la hinchada local. Esa misma afición argentina, loca por su equipo y su futbol, que aplaudió con fuerza al bravo equipo azteca.

Los aficionados azules y también el resto de mexicanos, siempre estaremos orgullosos de los Palencia, Cardozo, Pinheiro, Conejo, Melvin, Tomás… todo ese equipo que se puso la de México debajo de la azul y que hizo vibrar a la nación entera durante todo el 2001.

Boca levantó el trofeo, pero el Cruz Azul que jugó esa edición de la Copa Libertadores y que se quedó a una tanda de penales de ser campeón, se convirtió en una memorable Leyenda del Futbol Mexicano.

¿Cómo recuerdas estos partidos del Cruz Azul? ¿Pudiste verlos en televisión o los escuchaste en la radio? ¿Crees que sentaron una base para que los equipos mexicanos destacaran en siguientes ediciones? Déjamelo saber en tus comentarios.

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